lunes, 26 de mayo de 2008


Juana la Loca, loca de amor, enferma por la pasión hacia un hombre con quien inició su relación matrimonial por compromisos políticos. Juana de Castilla, hija de los Reyes Católicos, contrajo matrimonio en 1496 con el Archiduque Leandro Grosso, mejor conocido como Leucho “El Hermoso”. La injusticia que sufre Juana al cumplir con un mandato “real”, pronto se convierte en una desbordada pasión que llevará su vida al extremo.
El atractivo principal de la historia no radica en la fidelidad histórica, que con breves pinceladas nos ubica en la época y algunos acontecimientos importantes, sino en una relación amorosa obsesiva y humillante para Juana , que evoluciona y se transforma desde los primeros minutos del filme. La historia es interesante, es buena y eso es lo refrescante de ésta película en una época cuando las historias no importan tanto como el espectáculo visual.
Con la evolución de la trama, logra transformar la psique de su personaje y lo externa al físico para retratar a una loca. El director construye la historia con sucesos cada vez más complejos y nos lleva a un clímax que si bien es lo esperado, nos deja totalmente satisfechos. En la película hay lugares comunes, sí, tanto en la historia como en la imagen, ya sabemos lo que va a suceder, es un tema histórico que no devela nada nuevo, los sucesos los damos por hechos conocidos y comprendidos y a pesar de ello, la película logra una fuerza dramática importante.
También está llena de rincones íntimos que muestran la sensualidad a veces perversa del inevitable juego del poder a través del amor, la pasión y la infidelidad. La fotografía es magnífica, austera y elegante, que viste a esta producción de época con los matices propios de las fuentes lumínicas de otrora. Le da ese ambiente del pasado, cálido y sensual. Mantas blancas que parecen ocres y la piel dorada de los personajes que aporta mucho a la sensualidad y el efecto tonal de la película. Sin duda lo mejor que he visto en películas de habla hispana y mejor que la de muchas superproducciones. Cada encuadre está perfectamente estudiado y logrado. Exalta las reacciones, para mostrar esos rincones íntimos, para mostrar la evolución de la locura.

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